jueves, 5 de enero de 2012

España, Octubre de 2015 (I)


Han sido cuatro años con unos resultados extraordinarios. El país está que no lo reconoce ni la madre que lo parió.

Los cambios se han podido apreciar en todos los ámbitos. España es ahora más moderna, dinámica, creativa, atractiva. Se percibe incluso en los ánimos de la gente, mucho más ilusionada. Y sobre todo los jóvenes, que tienen a su disposición un cúmulo de posibilidades de futuro. Ya da igual de donde vengas, pues la recompensa real vendrá a partir de los esfuerzos vertidos y de la valía demostrada.

Se han realizado reformas estructurales, incluso en algunos sectores tabú, como la educación. Por fin se ha logrado un gran pacto de estado, que evite las disputas políticas sobre un tema trascendental. La enseñanza obligatoria ha prescindido de la religión, que ha pasado a ser dictada en las parroquias, y ha limitado mucho el abandono prematuro. Las universidades, que han visto reducido su número tras numerosas fusiones, están más enfocadas al mundo empresarial, sin perjuicio de la necesaria corrección en materia de humanidades. Y la Formación Profesional ha logrado el prestigio merecido, dando lugar a una envidiable generación de trabajadores.

Para completar la reforma del llamado estado del bienestar, se ha regresado a un sistema nacional de salud, que optimiza recursos y potencia centros regionales de especialización. Se ha creado una red estatal de hospitales públicos bajo gestión privada, que ha demostrado mantener la calidad a menor coste. En lo que toca a las pensiones, se han dado decididos pasos para avanzar hacia un modelo subsidiario de capitalización.

Algunos cambios han sido posibles gracias a una redistribución de competencias entre las administraciones públicas de la República. El Estado Central se ha hecho con la dirección y seguimiento de las políticas básicas de común aplicación. La desaparición de las Diputaciones Provinciales y la transformación del Senado en Cámara de representación federal han contribuido a su vez a la racionalización de la estructura orgánica.

Los Ayuntamientos han visto mejorada igualmente su capacidad recaudatoria, sin necesidad de reanudar la especulación con el suelo. Gracias a este avance, la vivienda ha dejado también de resultar un problema para la mayoría de los ciudadanos. A ello hay que unir el hecho de que el Estado ha adquirido a los bancos el parque inmobiliario que tenía enquistado. Todos los pisos están siendo colocados por una sociedad pública de alquiler, gestionada por un conglomerado de sociedades que ganaron los respectivos concursos provinciales que se convocaron. Se ha decretado a su vez la dación en pago con efectos retroactivos.

Por otro lado, como había excesivas infraestructuras sin utilizar, se les ha buscado alternativas muy golosas. Los favoritos han sido los aeropuertos sin aviones, reconvertidos en bulliciosos viveros de empresas cargados de grandes ideas. La mayoría han aprovechado la ingente lluvia de ayudas a las nuevas pymes y la financiación sin coste proporcionada a los proyectos innovadores. Y al calor de este ambiente favorable al emprendedor, grandes multinacionales han instalado en nuestro territorio sus bases de expansión hacia nuevos mercados.

Por tanto, se ha logrado un gran despegue general. Pero, lo que es más importante, se ha dejado preparado el país para devolverlo a los primeros puestos mundiales de renta per cápita y de calidad de vida. Las reformas ya han contribuido a mejorar las cifras de paro apostando fundamentalmente por la calidad del empleo. Además, existe ahora una única modalidad de contratación, fija y con acumulación progresiva de días de compensación según antigüedad. Los horarios laborales también son más razonables y se permite conciliar mejor la vida personal.

Y si económicamente las cosas han ido bien, socialmente tampoco nos podemos quejar. Se ha asentado una clase media acomodada, sensible y de mentalidad progresista. Se ha fomentado fiscal y moralmente la creación de fundaciones que atienden de forma útil necesidades de todo tipo. Y un último ejemplo: los matrimonios al margen de la iglesia ahora se llaman uniones civiles, con independencia del sexo de los contrayentes.

Magnífica, por tanto, la experiencia. España ha sido puesta por las grandes instituciones internacionales como modelo del camino a seguir para lograr una transición hacia un nuevo concepto de desarrollo. Gran experimento.

No hay comentarios: