viernes, 2 de abril de 2010

El curso natural de las cosas


Espero que no te parezca mal, me dijo el día que le telefoneé para felicitarle por su 83 cumpleaños.
¿De qué me estás hablando?

Nada, que te he hecho una manta de lana, de ésas que tienen muchos colores. Así, al menos te queda un recuerdo de mí.

No alcanzo a imaginar la sensación que le tiene que envolver a uno cuando llega a cierta edad y tan sólo aspira a no resultar un inconveniente para los que le rodean. Teniendo en cuenta, además, que las personas que te han ido acompañando en tu devenir han ido desapareciendo de manera física. Debe resultar frustrante despertar cada día asumiendo que ya has superado la esperanza de vida que cifran las estadísticas, mientras careces de ilusiones por seguir adelante.

Sin embargo, tendemos a considerar la vejez como algo que afecta únicamente a los demás. Al igual que cualquier otra circunstancia socialmente asociada a algo negativo, cuesta aceptar que puede llegar a tocarnos también a nosotros. Sólo puede.


3 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

Yo pienso que la forma en que las personas encaran la vejez tiene que ver mucho con su actitud vital. Uno puede estar en descuento de tiempo, como describes, y lleno de ilusiones y ganas de aprovechar lo que te quede de vida. Depende de uno, creo, más que de la edad. Y conozco casos...

Argax dijo...

Pues sí, depende por supuesto de la actitud personal, pero es que la vejez, como se dice en el post es algo socialmente negativo, una especie de lugar aparte al que vamos a parar cuando ya no servimos para hacer girar el mundo.

Celsius dijo...

Yo si me noto más viejo... ya me están saliendo entradas!! Dichosos genes...
un saludo!