miércoles, 8 de octubre de 2008

La crisis de las terrazas llenas


El pasado verano, todo el mundo hablaba ya de crisis. Sin embargo, resultaba imposible encontrar un hueco donde sentarse en Argumosa. El batacazo con la llegada del otoño ha sido tremendo (no tanto, claro, como la nueva incorporación al gimnasio). La nueva sociedad hiperinformada ha adelantado psicológicamente los efectos de la ralentización. De libro, pero con mayor vigor que nunca.

En apenas un mes mi empresa ha pasado de necesitar desesperadamente nuevo personal a no renovar contratos. Si uno osa a salir por La Latina un miércoles, el ambiente puede llegar a deprimir. Ya no hay que reservar restaurantes ni siquiera el fin de semana, mientras que se puede acudir a la peluquería de moda sin cita previa. Además, estoy emocionado por las debacles bancarias, por el escandaloso afán intervencionista evidenciado por confusos liberales y por el pánico desatado en los mercados financieros. 

Únicamente falta que salga el ejército a la calle para apaciguar a unos hipotéticos ciudadanos alborotadores. Entonces ya lo tendré absolutamente claro para invertir todos mis ahorros en la bolsa.



2 comentarios:

NaT dijo...

Pues hay algunos que aun con la crisis te dicen eso de -con playeras no puedes entrar al local-
Será por locales en Madrid!!!

Un beso enooooooooooooorme, hacía mucho que no me pasaba por aquí y lo siento, ya sabes que me encanta leerte y discernirte entre líneas.

Vulcano Lover dijo...

Al final el sistema financiero es una cuestión de psicología, ya sabes... La economía real está en realidad detrás de todo ello y mejor no perderlo de vista.