martes, 1 de septiembre de 2009

Una contra otra



Hubo un tiempo en el que decía que me podían poner la foto de cualquier trocito de fachada y reconocer el lugar exacto donde había sido tomada. En mis mejores momentos de ciclista frustrado, me conocía Palencia de Pe a Pa (de Palencia). Estaba al día de todos los acontecimientos que tenían lugar en cualquier rincón de la ciudad, sobre todo los de tipo constructivo. Creo que uno se siente de la ciudad en la que se para a ver transcurrir las obras, cual prototipo de jubilado.

Recuerdo a Madrid levantado desde el día que llegué. Pero ahora es cuando soy de verdad consciente de la peatonalización de Fuencarral y Montera, del sempiterno acerado de la Glorieta de Carlos V o del nuevo aspecto que algún día tendrá Sol. Por cierto, la reurbanización de algunas calles céntricas está dejando al descubierto adoquines del siglo XIX y los caminos de hierro que empleaban los tranvías para desembocar en la Red de San Luis. Pero enseguida se vuelven a cubrir de asfalto y me da rabia. Estoy por pensar que al final no soy tan moderno, y que me gusta más lo tradicional. O lo antiguo, quizá.

Definitivamente, ya soy de Madrid. Cuando vuelvo a Palencia, me veo más turista que otra cosa. Y si llevo a alguien, pues toca de guía. Además, soy de los buenos. Aunque el nombre de algunas calles ya se me estén olvidando y todavía no conozca por dónde han metido el flamante carril bici.

Tengo ganas de cortar cabezas.

2 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

En mi barrio como no hay obras... no me da juego :-( Sólo cambian pavimento de aceras, unos por otros, sin necesidad de que estén desgastados ni nada. Así se acabará la crisis, dicen...

Will dijo...

Hoy he descubierto que está de obras la calle de al ladito de casa...

Tantas cosas han pasado mientras estuve en Holanda?