Más adelante, empecé a seguir las retransmisiones deportivas como forma de evadirme durante la época de exámenes. Mi favorito era el tenis. Los torneos "Conde de Godó" y, sobre todo, el "Roland Garros", amenizaban las mañanas de Mayo y Junio, que transcurrían entre el frigorífico y Nietzsche. Pero incluso me seguía atreviendo a practicar deporte con mis amigos de Palencia. Eran míticas nuestras excursiones en bicicleta por los montes próximos, así como las continuas revanchas al tenis en las Eras de Santa Marina.
El deporte también me distrae ahora. Dentro del modelo de vida apresurado que me he dado, tan sólo queda hueco para el gimnasio. De vez en cuando cae algo de piscina y carreras varias, si es que el andar acelerado cuenta. Para ver un domingo desde el sofá, prefiero las motos, el tenis y los grandes partidos de fútbol, pero durante los Juegos Olímpicos me trago todo. Todo ello porque:
- La sonrisa aniñada de Stoner queda siempre estupenda en el podium de GP.
- Me encanta disfrutar con la imagen del culo de Nadal, apretado entre sus pantalones piratas blancos.
- Vibro con la selección española en esta Eurocopa, que tanta testosterona genera a lo ancho del país, para alegría de todos.
- Y ya estoy esperando el escenario que habrán preparado los chinos para los saltos de natación. La figura estilizada de sus protagonistas quedará muy plástica, esbozando figuras imposibles desde la plataforma.