miércoles, 18 de junio de 2008

Deporte en evolución


De pequeño, las tardes de los sábados culminaban en una fiesta culinaria casera a base de pizzas y sandwiches varios que mi madre cocinaba en el horno de gas butano. Nos servían para acompañar el partido de liga que ponían en la Segunda cadena de TVE. Entonces veía hasta los partidos de pretemporada del Madrid. Pero el baloncesto era mi favorito, e incluso jugaba en el equipo del cole. En clase de gimnasia aprendí también voleibol, beisbol, badminton, fútbol, balonmano y diferentes modalidades de atletismo. Pero en toda conversación que se preciara, tenía que aparecer Perico Delgado y, poco después, Induráin y sus gestas en el Giro de Italia y el Tour de Francia. Montañas como el Mortirolo, L'Alpe d'Huez o el Tourmalet emanaban dosis de patriotismo épico a imitar.

Más adelante, empecé a seguir las retransmisiones deportivas como forma de evadirme durante la época de exámenes. Mi favorito era el tenis. Los torneos "Conde de Godó" y, sobre todo, el "Roland Garros", amenizaban las mañanas de Mayo y Junio, que transcurrían entre el frigorífico y Nietzsche. Pero incluso me seguía atreviendo a practicar deporte con mis amigos de Palencia. Eran míticas nuestras excursiones en bicicleta por los montes próximos, así como las continuas revanchas al tenis en las Eras de Santa Marina.

El deporte también me distrae ahora. Dentro del modelo de vida apresurado que me he dado, tan sólo queda hueco para el gimnasio. De vez en cuando cae algo de piscina y carreras varias, si es que el andar acelerado cuenta. Para ver un domingo desde el sofá, prefiero las motos, el tenis y los grandes partidos de fútbol, pero durante los Juegos Olímpicos me trago todo. Todo ello porque:
  • La sonrisa aniñada de Stoner queda siempre estupenda en el podium de GP.
  • Me encanta disfrutar con la imagen del culo de Nadal, apretado entre sus pantalones piratas blancos.
  • Vibro con la selección española en esta Eurocopa, que tanta testosterona genera a lo ancho del país, para alegría de todos.
  • Y ya estoy esperando el escenario que habrán preparado los chinos para los saltos de natación. La figura estilizada de sus protagonistas quedará muy plástica, esbozando figuras imposibles desde la plataforma.
Sí, definitivamente me he amariconado.




7 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

Nietzsche y los gluteos de Nadal... Amariconado viendo el futbol las tardes de domingo... Desde luego el mundo gay ya no es lo que era...

Anónimo dijo...

¿No se considera deporte el estar en un bar y sostener la mirada con alguien que quiere ligarte o que quieres ligar?...

Yo creo, que amariconados, estamos todos, jeje... Y salidos, más.

Beso!

Anónimo dijo...

ahora tienes publicidad en tu blog?
qué vergüenza! xD

Will dijo...

y te das cuenta ahora?

Carlitos Sublime dijo...

Pues sí, tú y todos. Al fin y al cabo, el mundo del deporte es una gran cantera... y una fábrica de testosterona, jejeje.

Besos. Mucho tiempo sin saber de ti.

Carlitos

Francisco García dijo...

Cada uno lo que es...

Habibi dijo...

yo soy un poco opuesto. me estoy heterizando.